Me llamo María López. En septiembre de 1995, con un año y medio me puse con fiebre. En principio nada preocupante, hasta que pasaban los días y no había forma de ponerme bien. Además, empecé a andar mal, así que me ingresaron. Tras unos 20 días ingresada, dónde me realizaron muchas pruebas, decidieron que tenía una “artritis de cadera”. Como la fiebre había cesado me mandaron reposo y volví a casa.
A los pocos días, la fiebre volvió a aumentar y mi madre intranquila me llevó de nuevo al pediatra. Este, viendo los resultados de las pruebas realizadas en el hospital, supo que algo fallaba, que no era por una “artritis”, y me mandó unos análisis urgentes. En breve tuvimos los resultados y tras mucho papeleo nos mandaron urgentemente hacia el Hospital La Fe.
Una vez en La Fe, empezaron a hacerme muchísimas más pruebas durante varios días, hasta que finalmente el diagnóstico fue un neuroblastoma en la glándula suprarrenal con metástasis en la médula ósea.
El diagnóstico fue un neuroblastoma en la glándula suprarrenal con metástasis en la médula ósea
Cuando a un miembro de la familia le diagnostican una enfermedad grave de alguna forma esta se rompe, el entorno social cambia, y hay que adaptarse. Mi madre tuvo que dejar de trabajar para poder ocuparse de mí. Mi padre se las apañaba como podía trabajando y haciendo visitas al hospital. Mi hermana mayor que quería una hermanita para jugar, se le torció la expectativa por un tiempo y pasó a vivir con mi abuela. Y cuando parecía que todo se desmoronaba ahí estuvo ASPANION (Asociación de Padres de Niños con Cáncer) para acogernos, darnos ayudas, fuerzas, apoyo y una luz de esperanza.
El Tratamiento duró unos 7 meses: quimioterapia, operación, más quimioterapia, y autotransplante de células de la sangre periférica. Mi compañera de viaje fue una niña de la misma edad con leucemia. Nuestros padres se hicieron y son grandes amigos, y nosotras también, juntos las fuerzas se multiplicaron. A pesar de la distancia, ella es de Alicante y yo de Castellón, siempre hemos seguido viéndonos y es que contamos con una preciosa amistad. Incluso la vida ha querido juntarnos de nuevo estudiando en la misma facultad y esforzándonos por el mismo sueño, la enfermería.
También los profesionales sanitarios fueron mis grandes amigos. Recuerdo la canción que siempre me cantaba una gran enfermera y bailábamos la coreografía, y es que los días que podía no paraba arriba y abajo. Los pasillos del hospital se convirtieron en el mejor lugar para poder corretear. Por ello, gracias a todos y cada uno de los miembros del equipo sanitario por vuestra gran labor y dedicación, y por conseguir que a pesar de todo la estancia fuera lo más agradable posible.
Tras finalizar el tratamiento, empezaron las visitas de control rutinarias: análisis, ecografía y consultas. Poco a poco se fueron espaciando en el tiempo, hasta a día de hoy una vez al año. Aunque pasaba la mañana entre salas de espera, lo bueno siempre era el “todo está bien” y las recompensas de después con una parada en nuevo centro y a terminar de aprovechar el día fuera del hospital.
Gracias a Aspanion, he crecido aprendiendo grandes valores y una forma diferente de ver la vida. He conocido personas que hoy en día son imprescindibles en mi vida, y otras que permanecerán para siempre como grandes valientes en una parte de mí. He disfrutado muchísimo en todas las actividades y excursiones realizadas. Y con que entusiasmo esperaba que llegara el verano, para hacer las maletas e irnos de campamento. Compartir experiencias, jugar, reír, cantar, bailar con otros niños y con los voluntarios. ¡Increíbles voluntarios! Mil gracias por haberme hecho disfrutar tantísimo y por seguir ahí sacando sonrisas a los niños.
Gracias a Aspanion he crecido aprendiendo grandes valores y una forma diferente de ver la vida
Actualmente, voy a graduarme en enfermería. Desde pequeña he querido estudiar «algo» relacionado con la salud, “tengo que ayudar” decía. Cuando llegó el momento de elegir que iba a ser ese «algo», estaba hecha un lío, barajé muchas opciones y al final terminé matriculándome en enfermería. Supongo que tanto tiempo por los hospitales me despertó la curiosidad. Aunque cuesta y es duro, me entusiasma estudiar el cuerpo humano, comprender cómo funciona, por qué falla, como cambia toda la situación de una persona, y qué se puede hacer para solucionarlo o intentar mejorarlo. He experimentado una increíble sensación cuando un paciente te estrecha la mano, te regala una sonrisa, o un gracias por un trabajo bien realizado que ha hecho que se encuentre un poquito mejor. Sé que me queda mucho camino por recorrer, mucho que aprender, mucho que mejorar, y mucho por cambiar. Soy una inconformista, me quejo sí y muchísimo, pero es que si las cosas están mal o no funcionan del todo bien, ¿por qué no vamos a intentar mejorarlas?
Caminantes, poco a poco lo va consiguiendo. Si me hubieran dicho hace 2 años cuando empezamos que íbamos a hacer todo lo que hemos hecho ya, no me lo hubiera creído. Pero aún nos queda mucho camino por recorrer, así que seguiremos poniendo nuestro granito de arena.
Me siento afortunada de que la vida me haya dado esta oportunidad. Aunque muchísimas veces se me olvide y me preocupe por tonterías. Sé que tengo una familia que siempre me apoya y me ayuda en todo. Mi hermana que tiene una paciencia infinita conmigo, y no podía estar más orgullosa de tenerla a mi lado. Tengo grandes amigos con los que salir a disfrutar de las cosas bonitas de la vida y con los que apoyarnos cuando las cosas se tuercen. Unas ganas locas de viajar, descubrir rincones y vivir nuevas experiencias. Porque hay que aprovechar la vida al máximo, no somos conscientes de que te puede cambiar en un segundo.
Me siento afortunada de que la vida me haya dado esta oportunidad
Supongo que sin el cáncer mi vida hubiera sido diferente, y aunque sé que es la peor situación a la que tanto mi familia como yo nos hemos enfrentado, afortunadamente tuvo final feliz y no lo cambiaría. Porque formar parte de Caminantes me ayuda a seguir adelante y a seguir creciendo, y es que estar rodeada de gente tan fuerte y valiente es increíble y te llena de vitalidad. Con cada historia siempre aprendes. ¡Muchas gracias!